Cada vez es más común escuchar que alguien comenta al final del servicio dominical: “hoy no sentí la alabanza” o “no he sentido a Dios en mi vida últimamente”. Esa es la marca de una generación de iglesia que ha reducido la fe a un sentimiento y ha confundido el éxtasis con la presencia y el poder de Dios. Pero ¿qué pasa cuando las emociones se apagan?, ¿la fe sigue ahí?.
Las emociones son parte importante de nuestro ser, sin embargo, estamos frente a un desequilibrio en las iglesias, donde se ha dado un énfasis excesivo en las experiencias emocionales y la predicación simplista, dando como resultado creyentes inmaduros y una cultura cristiana de “anti-intelectualismo”, que combina perfecto con la cultura superficial de este mundo.
¿Esto es realmente un problema?
Si las iglesias están creciendo y la gente tiene lindas experiencias, cabe preguntarnos si esto es en realidad un problema, o solo estamos satanizando un “mover fresco del Espíritu” en nuestros días. Pero, analicemos los frutos de este enfoque emocionalista y anti-intelectual.
Vulnerabilidad a la manipulación y el abuso espiritual. Las iglesias que priorizan la retórica y las experiencias, dejan a sus miembros expuestos a chantajes y coerción. Los líderes malintencionados que conocen esto, saben utilizarlo a su favor para conseguir poder y riqueza. Tal como mencionó el Pastor Miguel Núñez: «Tenemos una crisis en nuestras iglesias… de abuso espiritual de parte del liderazgo que se enseñorea de la grey… de una forma muy monárquica»[1]
Pablo, en el primer siglo, ya lamentaba el poder de convencimiento de los falsos maestros: «¿Quién los ha hechizado» (Gá 3:1)[2] y llama a los gálatas «torpes» por no utilizar correctamente el entendimiento.
Cuando una iglesia entra en el juego de las emociones, queda a expensas de aquellos líderes que mejor utilicen su carisma para convencerlos de hacer lo que ellos quieran. De esa forma, las iglesias han caído en casos lamentables de abuso de poder.
Vulnerabilidad a falsas doctrinas y simplificación. Cuando somos iglesias «manejadas por las emociones»[3], dejamos la puerta abierta para que las enseñanzas anti-bíblicas lleguen.
Ya hemos visto cómo se han descuidado las letras de las canciones que entona la iglesia, adoptando en ocasiones, líricas con muy pobre contenido bíblico, con alegorías de pasajes de la Escritura o directamente con frases contrarias a la Palabra. También tenemos ejemplos en las iglesias latinoamericanas, que comienzan a introducir conceptos que se acercan más a prácticas astrológicas que a enseñanzas bíblicas[4]
Sin un pensamiento crítico, la iglesia está a la deriva y cualquier viento de doctrina le puede impulsar. Si el único criterio es “qué tan bonito se siente”, la Palabra queda en segundo término y podemos abrazar herejías sin darnos cuenta y terminar muy lejos de Cristo y su evangelio.
Vulnerabilidad en los momentos de prueba. Una fe basada solamente en las emociones es una fe que corre el riesgo de quebrarse en el momento que esa fe pase por el fuego de la prueba. ¿Qué va a ocurrir en el momento que dejes de sentir a Dios? ¿qué vas a hacer cuando la predicación no te emocione? Lo que ocurre tristemente en la mayoría de los casos es que esa fe muere cuando los sentimientos se extinguen.
Una característica del ánimo humano, es que es pasajero y cambiante, es decir, que lo mismo podemos estar contentos un momento y entristecernos al siguiente si las circunstancias cambian o nuestra misma biología sufre alguna alteración. Es por eso, que no es sano que nuestra fe dependa de un elemento tan poco confiable como lo son las emociones.
Solo una fe basada en algo estable e inmutable, puede ser esa ancla que necesitamos cuando la marea de la vida nos azote; solo la luz de la Palabra nos puede alumbrar cuando la noche nos abrace y la llama de nuestros sentimientos se apague.
Vulnerabilidad ante las corrientes contemporáneas. En un afán por atraer la juventud, la iglesia de nuestra era ha simplificado la fe y los jóvenes han construido una «fe de castillo de naipes» o una «fe de cristal»[5]. Pero, los problemas que enfrentan los jóvenes y las ideologías a las que están expuestos, necesitan mucho más que eso, necesitan algo más que respuestas pegajosas, necesitan algo más que sensiblerías y frases simplonas.
Karen Swallow cuenta la experiencia de una mujer que dijo «Siento que mi cerebro estuvo dormido durante casi 40 años»[6]. El cerebro de la juventud merece ser tratado con respeto y no insultar su inteligencia con contenido vacío, porque solo así pueden hacer frente a la corriente de este mundo, porque solo así pueden tener una fe madura que les permita enfrentar los retos de su generación y vivir su fe con la convicción de que están siguiendo a un Dios de Verdad.
¿Qué dice la biblia acerca de esto?
Este es un problema que no es nuevo, el desequilibrio en la vida cristiana y la tendencia humana de seguir las experiencias y sensaciones ya estaba presente en el tiempo de la primera iglesia.
Pensar, analizar y criticar es un mandamiento bíblico. Cuando se le preguntó a Jesús sobre el mandamiento más importante, dijo sin titubear: «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente» (Mt 22:37). Lo cual, indica que el compromiso intelectual es crucial en la relación del creyente con Dios.
Mientras las falsas enseñanzas se esparcían en el imperio romano, Pablo mandó a los Tesalonicenses: «sométanlo todo a prueba» (1 Ts 5:21), utilizando en el griego el verbo dokimazo (gr. δοκιμάζω) que significa examinar algo para determinar si es genuino. Este mandamiento se dio con respecto a las profecías que había en las iglesias, las cuales podían venir del Espíritu Santo (v. 19), pero que ellos podían confundir con la «inspiración extática» que practicaban los griegos paganos[7]. Esto quiere decir que en tiempos de Pablo ya había una necesidad de advertir acerca de no dejarse llevar por las emociones y analizar las enseñanzas cotejando con la Escritura (tal como los de Berea cf. Hechos 17:11).
Debemos cuidarnos de seguir nuestras emociones. Ya desde el Antiguo Testamento se nos advertía en el conocido pasaje: «Nada hay tan engañoso como el corazón.» (Jer 17:9). Es momento de recordar esta verdad y no caer en las trampas de este mundo cuando se nos enseña a “seguir nuestro instinto” o “hacer lo que nos diga nuestro corazón”, pues acabaremos en ruina y nos perderemos de las bendiciones que Dios tiene para aquellos que confían en Jehová y no en su propio corazón (cf. Pr 3:5-6).
Los falsos maestros saben cómo apelar a sensaciones y experiencias y la Biblia no enseña sobre eso (cf. Jud 1:19). Recuerdo una conversación con un miembro de Los santos de los últimos tiempos, donde yo le cuestionaba acerca de la autenticidad de su libro sagrado (a saber, El libro del Mormón), pero él me contestaba que “se debía aceptar solo por fe”, cuando yo le preguntaba por qué estaba tan seguro de estar en el camino de la verdad, me dijo que él “sentía al Espíritu Santo”, conforme yo cuestionaba más, él seguía argumentando que la prueba de su fe era su sentimiento de que el Espíritu estaba dentro de él ¡Toda su fe estaba basada en una emoción!.
¿Cómo podemos hacerle frente?
Si has llegado hasta aquí, seguro estás preguntándote Qué podemos hacer para detener esta caída en picada. Te presento algunas opciones.
En lo personal.
- Aprende a reflexionar. Es necesario cultivar la meditación en la Escritura y limitar las acciones pasivas (mirar TV, scrollear infinitamente en las redes sociales, etc) para ejercitar el intelecto y el estudio.
- Cultiva la vida interior. En estos tiempos de Brian rot[8], tomar tiempos intencionales para la oración y el estudio de la Biblia es vital.
- No temas a las preguntas difíciles. Dios nos dio una capacidad para pensar y estoy seguro que Él puede “soportar tus dudas”. Puedes buscar ayuda en institutos bíblicos de sana doctrina y espacios virtuales (como este blog) para externar tus preguntas y profundizar en tu fe.
- Vive lo que aprendes. Parte fundamental del conocimiento bíblico es poner en práctica el conocimiento. Sé sabio para no convertirte solo en un depósito de conocimiento, sino una fuente que avive a otros.
En lo ministerial y eclesial.
- Fomenta la educación. Si estás en un ministerio, lo mejor que puedes hacer por tu equipo y tu gente, es promover el estudio serio de la Palabra.
- Mejora tus enseñanzas. Siempre es atractivo un sermón que apele a las emociones, pero nunca puede ser ese el objetivo principal, pues es el Espíritu Santo el que hace ese trabajo y… no hay vacantes. Tu labor es exponer claramente las Escrituras y aplicarlas de manera sabia a la vida diaria, el demás trabajo lo hace el Señor.
- Involúcrate en la conversación. Seamos parte de una nueva cultura que vaya en contra de la corriente de este mundo y atrevámonos a dialogar para demostrar que no tenemos dormido el cerebro y que Dios no se quedó en los años cincuenta, sino que está presente y su Verdad trasciende los tiempos y las edades.
En tiempos donde las emociones se celebran más que las convicciones, el llamado de Cristo sigue siendo el mismo: amar a Dios con toda la mente. No se trata de apagar el corazón, sino de iluminarlo con la verdad. Necesitamos una generación de creyentes que piensen con profundidad, que examinen con sabiduría y que crean con convicción. Una fe pensante no es una fe fría, es una fe firme; una fe que no depende de sentir a Dios, sino de conocerlo. Que el pueblo de Dios despierte su mente, para que el fuego de su corazón arda con la verdad que no cambia.
Bibliografía:
Keener, Craig. Comentario del contexto cultural de la Biblia: Nuevo Testamento, Mundo Hispano, 2003
Mesa, Iván. Antes de perder tu fe, B&H, 2023
Moreland, J. P., Love Your God with all your mind, 1997
[1] Min 1:50 en adelante, “Una IGLESIA conforme al CORAZÓN de DIOS”, disponible en YouTube (https://www.youtube.com/watch?v=WK7BB5ASM4I)
[2] Todas las citas son de la versión NVI, a menos que se indique lo contrario.
[3] Traducción literal de la expresión “emotions-driven” Moreland en “Love you God with all your mind”
[4] La pastora Estefany Santana afirmó recientemente en una entrevista “Cuando está lloviendo Dios me usa más, porque es el elemento con el cual yo me conecto… dependiendo del elemento (ie. agua, tierra, aire, fuego) con el que tú te conectes, tú vas a saber dónde Dios te usa más y cómo” (vía @celebre_cristianos https://www.instagram.com/reel/DKUgeEwtCfS/)
[5] Frases utilizadas por Karen Swallow en “Antes de perder tu fe”
[6] Mesa, p. 101
[7] Keener, p. 589
[8] Término coloquial adoptado en las redes para designar el “agotamiento mental” que hay por tanto consumo de contenido instantáneo en internet.

